lunes, 18 de noviembre de 2013

Memoria para Soñar, 1 de 4


Cuando alguien tiene un sueño, y lo cuenta, lamentablemente, los humanos tenemos una cierta tendencia a ser descreídos. Lo que se le ocurre al otro, de entrada, se pone en cuarentena. Si alguien nos cuenta un sueño, algo difícil pero ilusionante, casi siempre pensamos que el que nos habla es un soñador. Como si fuese malo ser un soñador.
Y lo que es peor, algunos se convierten incluso en destructores de sueños. Utilizarán opiniones sesudas y fundamentadas, razones técnicas o económicas que tratarán de acabar con el sueño. Alguien soñó una vez, por ejemplo, que Chiclana podía ser un atractivo destino turístico, y ese sueño, entonces,  tuvo que luchar para imponerse.
Las menos de las veces, las ilusiones de unos pocos se convierten en sueños colectivos. Entonces son imparables. No se sabe mediante qué mecanismo, el sueño una vez lanzado, como un rumor, adquiere cierta capacidad vírica, y va contagiando… va calando, poco a poco. En una ciudad como Chiclana, que está despertando traumáticamente del boom de la construcción, que en su última fase en vez de sueño es pesadilla; en una ciudad como esta, hay que volver a escuchar a los soñadores…
Y es que el otro día, tomando un café con mi amigo Periqui, me contó un sueño: Un puerto en el centro de Chiclana. Un puerto en el rio Iro:
Proponía en definitiva, recuperar el rio para el centro de la ciudad.  Construir un paseo marítimo (en este caso fluvial), entre el puente azul y el puente grande, en una y otra orilla del rio. Proponía un rio lleno de actividad, accesible, con barcos y restaurantes, lugares de ocio… Que los miles de turistas que vienen todos los años, al Novo y no a Chiclana, no puedan soportar la tentación. Que compita con la rivera del marisco del Puerto. Que se llegue en tranvía desde Cádiz, que siempre gustó de Chiclana para eso del ocio y el esparcimiento…  Y sobre todo, que junto con otras actuaciones, diversifique nuestro modelo económico, genere empleo, y nos devuelva la ilusión.
Permítanme que recurra a la memoria y que utilice esta ventana semanal, para defender esta idea, en la que prefiero, de entrada, creer.
Quizás deberíamos remontarnos a la época de los Fenicios Tirios, fundadores de la ciudad. De esa época son los restos que se encontraron recientemente en el Castillo. Entonces, el mar llegaba hasta aquí; y se cree que había un puerto por el que la ciudad fenicia, siempre ligada a la navegación, se comunicaba y comerciaba. Que me perdonen los historiadores. Tirio, Lirio, Irio… Iro.
Dando un salto de siglos, de miles de años, volviendo al a memoria reciente, podemos recordar la imagen de algunos barcos en el rio. Frente al 22 había un calistral (eucaliptal), en el que los paisanos reposaban y se bebían los medios litros, y se comían algún que otro ostión que les habría frente al 22 mi abuelo Jacinto al que no conocí.
En la orilla del lugar, donde hoy hay construcciones, hubo también un jardín romántico, presidido por un busto de García Gutiérrez, tan celebrado este año. (Por cierto, buena idea esa de reivindicar la Chiclana Romántica).
No estaban los pisos de los maestros, ni el chalet junto al puente chico, ni las casas que le dan la espalda al rio, como si se tratase de la cloaca de la ciudad.
Creo que son dos los recuerdos recientes que nos impiden ver las grandes posibilidades que tiene el rio para la ciudad. En primer lugar la peste. En los ochenta, el rio fue una cloaca. Y gran parte de los Chiclaneros lo hemos asumido como un espacio residual, sucio, difícilmente aprovechable. Hoy el problema está resuelto pero el recuerdo negativo persiste.
Además de la memoria olfativa, la amenaza de las inundaciones  parece oponerse a cualquier desarrollo. Por eso, entre el rio y la ciudad, en vez de una barandilla sutil y permeable, que permita asomarse, entrar y salir… hay un muro de contención.
Y es que, hay que actuar aguas arriba. Hay que sacar del cajón el proyecto de la presa contra-avenidas. Un proyecto no muy caro, que según los expertos, nos permitiría abrir el rio a la ciudad.
Más recientemente, en 2005, tuvimos el privilegio de que uno de los mejores arquitectos del mundo trabajara sobre nuestra ciudad. Algunos consideramos que era necesaria una repensada a la plaza sobre el rio, y al papel del rio en la ciudad. Alberto Campo Baeza realizó un magnífico anteproyecto, que todavía hoy puede consultarse en su página web. www.campobaeza.com.  Entren en esta página y vean su propuesta. Vean el proyecto de las cuatro torres, de los paseos junto al rio, del puerto quizás… Debemos recuperar la ilusión. Es urgente soñar. Sueñen. Sueñen. Pero no se duerman.

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